Es por eso que decidí hacer la primera entrada del año acerca de esta película cuyo estreno es este viernes 11 de enero, compitiendo directamente con el Festival de Cine Judío (En Cinépolis), la nueva película de Dragon Ball y la más reciente de Jennifer López "Jefa por Accidente" por lo cual seguro encuentran un buen horario para ver Suspiria, aunque la cuestión aquí es... ¿En verdad la quieren ver?
Suspiria: El Maligno (No sé a quién se le ocurrió semejante título complementario), es el nuevo filme de Luca Guadagnino director que quizá recordemos por dirigir y ganar un óscar el año pasado por Call me by your name el cual cambia completamente de chip y nos transporta al Berlín de la posguerra, dentro de apogeo de la Guerra Fría, pues justo frente al muro se encuentra la Academia Tanz, lo cual significa una importante variación en la trama de la versión original, sin embargo es algo que sólo les molestará a los puritanos fans de Argento, porque lejos de restar a la trama, la impregna de una atmósfera mucho más estresante en donde son normales los disturbios y cualquier desaparecido es tan sólo "una víctima más" para el sistema.
Esta subtrama política también alarga el metraje de la película, la cual termina con casi tres horas de principio a fin, lo cual llega a ser estresante si no nos dejamos atrapar por las envolventes melodías de Tom Yorke, las cuales aunque a veces suenan un poco fuera de época podemos interpolar como parte de esa sensación de angustia que la película va construyendo entre las increíblemente bien detalladas coreografías llenas de color carmesí que hacen ver el terror como un acto artístico y la danza contemporánea como un acto de terror.
Estéticamente la película le hace más que honores a su predecesora aunque a nivel de actuación no sea nada sobresaliente, haciendo que en ocasiones parezca más un capítulo de American Horror Story, sólo que con la reina de hielo de Narnia como villana aunque si ya decidieron verla, presten atención a ese personaje, el de Tilda Swinton ya que ella misma se encarga de personificar al psicoanalista que sale durante toda la película, obviamente bajo un gran trabajo de maquillaje que llega a sobresalir inclusive en su sutil pene prostético.
Dicho esto, es sin duda una oda al género femenino lo cual quizá llegue a incomodar a algunos asistentes varones que pueden imaginarse fácilmente como una presa más de la violenta coreografía que se aleja abismalmente del sexy baile femenino al que algunas compañías productoras nos suelen tener acostumbrados. Lo cual es otra de las libertades que se toma Guadagnino frente al filme de 1977, el cual adolesce de tanta danza, pero que en este caso logra un equilibrio perfecto que muchos de ustedes agradecerán.
En conclusión no creo poder catalogar esta película en thriller o terror puesto que la combinación de su fotografía con la musicalización y la trama simbólicamente matriarcal desde un inicio convierten a la cinta en una experiencia visual-auditiva más que en una película ordinaria, es decir, no todos los asistentes van a salir contentos, por lo que hay que tener mucho cuidado en con quién la vamos a ir a ver. Y sobretodo... qué tanta salsa le vamos a poner a nuestras palomitas.
Pd: Quédense después de los créditos (si es que todavía pueden)
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